Administración de fármacos por vía subcutánea
La inyección subcutánea es una de las maneras más habituales de administración parenteral de medicación, no solo utilizada para inyectar vacunas, heparinas o insulinas, sino también para otras situaciones en la que se considera como vía de elección.
Para la administración de medicamentos por vía subcutánea elegiremos zonas donde el panículo adiposo sea de mayor espesor, para garantizar así la máxima absorción del fármaco. Tanto para la punción con palomilla como con jeringa se recomiendan las mismas zonas de inyección.
Valoraremos el grado de postración del paciente para asegurar su comodidad, estando indicadas en el paciente encamado aquellas zonas libres y exentas de presión, favoreciendo el confort y evitando posibles complicaciones. En caso de pacientes autónomos, utilizaremos las zonas que aseguren su autonomía. Además debemos facilitar la administración de la medicación al cuidador, utilizando zonas accesibles y asegurando la colocación de los dispositivos de tal manera que sean visibles y fáciles de manejar.
No deberíamos elegir nunca regiones previamente radiadas, por ser zonas dañadas que no aseguran la absorción correcta de los fármacos, ni lugares próximos a articulaciones o prominencias óseas, por ser zonas que presentan un menor espesor en el tejido subcutáneo y tienen, por tanto, una menor capacidad de absorción. Tampoco elegiremos las zonas donde exista edema, inflamación, infección, cicatrización, lunares o cualquier otro tipo de lesión que no garantizan la absorción. Y en la mujer, no pincharemos en el tejido mamario, para no interferir en el drenaje linfático.
En pacientes con riesgo de agitación a los que vayamos a colocar catéteres subcutáneos, seleccionaremos la zona escapular, al ser una vía poco accesible para el paciente y por lo tanto menos susceptible de arrancamientos.
Técnica general de administración de fármacos por vía subcutánea
- Explicar el procedimiento al paciente y responder a las dudas que pueda tener.
- Proceder al lavado de manos y preparación del material.
- Ponerse guantes (no es necesario que sean estériles).
- Seleccionar el lugar de punción según las indicaciones vistas anteriormente.
- Para realizar la técnica, colocaremos al paciente en una posición cómoda, y en caso de seleccionar un miembro, moverlo para disponer de una visualización completa de la zona antes de puncionar.
- Desinfectar la zona elegida con antiséptico.
- Pellizcar la zona de piel elegida con la mano no
dominante. - Introducir en el pliegue la aguja con la jeringa montada, con el bisel hacia arriba y formando un ángulo de 45º.
- Introducir la cantidad de fármaco prescrito.
- Retirar la aguja, limpiar la piel de restos de medicación y colocar un apósito si es necesario.
- Finalmente, Registrar la técnica.
Formas de administración de fármacos por esta vía
Administración en bolo
De forma puntual (medicación de dosis única) o periódica-intermitente (uno o varios fármacos pautados o a demanda).
Para ello utilizaremos:
- Jeringas con aguja (o presentaciones precargadas): vacunas, insulinas, heparinas de bajo peso molecular, eritropoyetina, interferones, citotóxicos, etc.
- Palomilla: por ejemplo para control de síntomas.
Infusión continua
- Bombas de infusión: para administración de insulina, control de síntomas o sedación.
- Por gravedad: hipodermoclisis.
Aunque las dos formas de administrar medicación subcutánea se pueden complementar entre si, utilizando la infusión continua para administrar medicación de forma sostenida y la infusión en bolos para administrar medicación de rescate, la infusión continua tiene usa serie de ventajas respecto a la infusión intermitente:
- Menor riesgo de infección al no realizar manipulación de la vía.
- Concentración plasmática uniforme.
- Posibilidad de administrar volúmenes más grandes.
- Admite administrar distintos fármacos dentro de la misma infusión (excepto mezclas de fármacos incompatibles).
- Permite una mayor autonomía y del paciente y por consiguiente una mejor calidad de vida.